EL AMOR DE NOVIOS
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Como el aroma de la comida es para el comer, así los sentimientos son para el amor.  Pero, así como no es posible almorzar solo con el aroma de la comida, tampoco podemos amar con nuestros sentimientos.  Cuando solamente hablamos del amor, nuestras palabras en sí no son el cuadro completo de este amor.  Dios expresa Su amor con palabras que se transforman en acciones concretas, relacionándose con nosotros y dando mayor propósito y vigor a nuestras vidas.

Pero, muchas veces nos confundimos.  Nos gusta más el sentimiento que acompaña y produce el amor, que buscar la mejor manera de dar felicidad y propósito a otra persona.  Las canciones populares, las películas, y las telenovelas han contribuido a formar un concepto exclusivamente vinculado a lo romántico.  Según esta perspectiva, el amor existe sólo cuando los sentimientos están a toda máquina, cuando el corazón no deja de palpitar y los suspiros crean un ansioso anhelo por una persona del sexo opuesto.  Es frecuente oir que el amor es sinónimo de sexo.  Pero cuando los sentimientos dejan de producir tan sublime sensación, se cree que el amor se ha acabado.  Si fuera así, ¡que base tan frágil para el amor sería esta dictadura de los sentimientos? No reflejan la cantidad de amor que sentimos o demostramos, sino que miden nuestro estado de ánimo.

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